miércoles, 5 de marzo de 2008

EMIGRACIÓN A OCCIDENTE

LA INMIGRACIÓN ILEGAL

Es conveniente tener una idea de la cantidad de inmigrantes que entran y hay en España para darse cuenta de la importancia, mayor o menor, del problema. Si contamos solamente los inmigrantes africanos que están registrados con permiso de permanecer en el país, los marroquíes y argelinos ascienden a unos 200.000, seguidos de los negros subsaharianos que son como 25.000. Son estas cifras de fines del año 2000 pero a medida que pasa el tiempo van haciéndose mayores. Luego tenemos el grupo de inmigrantes suramericanos y del Caribe, que asciende entre andinos (ecuatorianos, peruanos, etc.) y dominicanos a la cifra de 130.000; la mayoría de mujeres son de la República Dominicana. A estos montantes hay que añadir los inmigrantes de procedencia asiática, principalmente filipinos y chinos, con un total de unos 60.000. El total de todos estos inmigrantes nos da la suma de 415.000. Pero esta cifra es superada por el Ministerio de Trabajo, que sitúa los inmigrantes no europeos con permiso de trabajo en 607.000.
Para ser realistas debemos añadir aún a la cifra de inmigrantes aquellos que han llegado y están ilegalmente en España. Pero esta cifra lógicamente no se conoce según afirma el diario El País, el cual da unas cifras aisladas en lugares concretos, por ejemplo, de 25 a 30.000 inmigrantes ilegales en la región valenciana según datos del sindicato Comisiones Obreras.
Podemos pensar que los inmigrantes ilegales son tantos como los legales de forma que nos estaríamos acercando al millón de inmigrantes en total, es decir, contando los africanos, los latinoamericanos y los asiáticos sin olvidar pequeños contingentes de la empobrecida Europa Oriental.
Algunos razonan diciendo que la inmigración que hace daño es la ilegal. El politólogo Giovanni Sartori establece una distinción entre los legales y los ilegales y se muestra muy contrario a dejar permanecer a estos últimos. Esta distinción entre legales e ilegales es útil por cuanto los ilegales se prestan a caer en la delincuencia y el Gobierno no tiene control sobre ellos al no saber quiénes son ni dónde están. Pero no podemos ir muy lejos con esta diferenciación entre legales e ilegales, pues los ilegales pueden ser convertidos en legales de la noche a la mañana, bastando un simple decreto del gobierno como ocurre con las amnistías y regularizaciones en masa que se hacen a favor de ellos y que mencionamos más tarde.
La ubicación de los inmigrantes en España dista de ser uniforme. Se concentran principalmente en las zonas agrícolas que van desde Almería hasta Cataluña pasando por la región valenciana; aparte tenemos las fuertes concentraciones de inmigrantes de Barcelona y Madrid y sus alrededores (con 148.000 y 150.000 respectivamente). Pero la verdad es que se les puede ver en muchas ciudades españolas y cada vez más, siendo muy visibles en verano vendiendo baratijas en las zonas turísticas. “Bueno, bonito, barato” es el primer español que aprenden.
De estudios que se han hecho y que se basan en el último proceso de regularización masiva de inmigrantes (año 2000), la actividad de éstos se reparte así: 32% en la agricultura; 15% en servicio doméstico (principalmente dominicanas y filipinas); 15% en la construcción; 11% en la hostelería; un 6% en el comercio menor (pensamos que son los ambulantes). Finalmente, la estadística nos da la cifra de un 32 % en “otros”, o sea, profesiones varias.
Entre estos “otros”, se encuentran las prostitutas. La estadística no nos dice cuántas hay (¿quién puede saber eso?) sino que el 63% de las que se ven en España son inmigrantes principalmente del Tercer Mundo, particularmente subsaharianas, es decir, chicas de raza negra. La información que trae el mencionado periódico El País en su edición del día 11 de diciembre del año 2000 es de lo más sórdido, cumpliendo así una labor informativa aunque nos resulte desagradable tenerla que leer si queremos estar informados.
Resumiendo a lo mínimo para no cansar más al lector con cifras molestas, le diremos que los precios que cobran han bajado por la gran abundancia de chicas . Que el 24 % son latinoamericanas y el 65 % negras (subsaharianas, dice la información); también hay europeas, un 8 %, y cobran más caro. Refiriéndose a Madrid, dice, las no-europeas abordan en plena calle, medio desnudas y a veces los vecinos han protestado por tanto descaro y hasta han cortado el tráfico en el paseo de La Castellana para llamar la atención de las autoridades. La misma fuente de información cuenta el problema del sida que todo esto representa. Dice que según la ONU a finales de 1999 padecían el sida cerca de 34 millones de personas en el mundo, 23 de ellas en el África negra. Ahora bien : Si tenemos en cuenta que el África negra, con algo más de 600 millones, tiene menos de una décima parte de los habitantes del planeta resulta que tiene con mucha diferencia la mayor incidencia de sida del mundo. Algunos de estos virus suponemos que viajan a bordo de las pateras que cruzan el estrecho.
Dejando de lado el problema de la prostitución, tenemos a España a comienzos del siglo XXI convertida en un país de inmigración de mano de obra barata y constituida principalmente por marroquíes, negros y latinoamericanos; también hay una corriente de europeos, sobre todo del este de Europa aunque en cantidad mucho menor. La tendencia de los europeos, al menos los occidentales, es hoy día no a emigrar sino a estabilizarse cada uno en su propio país. Esto ha resultado una sorpresa pues se creía que al efectuarse la integración de Europa, los trabajadores de países de salarios más bajos emigrarían a los de salarios más altos; pero esta emigración no ha tenido lugar en cantidades apreciables. Por ejemplo: Los españoles ya no emigran a Alemania a pesar de que los salarios en dicho país son bastante más altos que en España.
España es aún un país con menos inmigrantes que otros de Europa, nos referimos a Italia, Alemania y Francia, país éste donde la inmigración que llegó procedente del norte de África constituye un serio problema social.
Existen, desde cierto punto de vista, dos clases de inmigración: la asimilable y la no asimilable.

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